Director: Alfred Hitchcock
Actuaciones: James Stewart, Kim Novak, Barbara Bel Geddes
La obra mas personal de Hitchcock es en realidad una muy bella puesta en escena sobre la obsesión, con muy buenas actuaciones (Nada raro en el magnifico Stewart déjenme decirles) pero el cuento (¡Ojo! No la premisa) es tan predecible que le contrarresta todo el carisma. La historia es sobre un detective (Stewart) que tiene un vértigo a las alturas y esta decidido a descubrir el misterio de la mujer de un amigo, pero empieza a estar obsesionado con ella. Es entendible el estudio de los personajes y sus propios sentimientos (Pero es algo que Hitchcock no hace por primera vez) y aquí, el tema de obsesión (Stewart), belleza, lujuria, pasión, control (Novak) y de amor y comprensión (Geedes) esta representado, lo es, pero Hitchcock nos lo pone en otra forma y no es tan claro en el desarrollo de los sentimientos - solo en la obsesión que tiene Stewart por la Novak. No en realidad su pieza maestra, nada mal, pero no es la genialidad. Innegable música maestra de Bernard Herrmann (Especialmente en el climax final). Todo un hereje y me duele, con lagrimas en los ojos; miles de cineastas me quemarían en la hoguera, pero que se le va hacer.
1958 · USA · 128 Minutos · Ingles
Actuaciones: James Stewart, Kim Novak, Barbara Bel Geddes
La obra mas personal de Hitchcock es en realidad una muy bella puesta en escena sobre la obsesión, con muy buenas actuaciones (Nada raro en el magnifico Stewart déjenme decirles) pero el cuento (¡Ojo! No la premisa) es tan predecible que le contrarresta todo el carisma. La historia es sobre un detective (Stewart) que tiene un vértigo a las alturas y esta decidido a descubrir el misterio de la mujer de un amigo, pero empieza a estar obsesionado con ella. Es entendible el estudio de los personajes y sus propios sentimientos (Pero es algo que Hitchcock no hace por primera vez) y aquí, el tema de obsesión (Stewart), belleza, lujuria, pasión, control (Novak) y de amor y comprensión (Geedes) esta representado, lo es, pero Hitchcock nos lo pone en otra forma y no es tan claro en el desarrollo de los sentimientos - solo en la obsesión que tiene Stewart por la Novak. No en realidad su pieza maestra, nada mal, pero no es la genialidad. Innegable música maestra de Bernard Herrmann (Especialmente en el climax final). Todo un hereje y me duele, con lagrimas en los ojos; miles de cineastas me quemarían en la hoguera, pero que se le va hacer.
1958 · USA · 128 Minutos · Ingles
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